Si hay dos cosas que más me caracterizan son sin duda mi humor y mi despiste, y es que mi mente parece estar funcionando todo el tiempo al máximo rendimiento. Constantemente, pensamientos, miedos, preguntas, ideas, preocupaciones, recuerdos... dan vueltas a mi cabeza, la cual parece nunca descansar. 

Si hay en algún momento en el que parece tranquilizarse es cuando dibujo, y es que el dibujo para mi es como algo terapéutico. Puede que sea el único momento en el que consiga tener la mente en blanco, en el que consiga oxigenarla. Cuando era muy pequeño, y me lo dice mi madre, todas las noches, antes de dormir pintaba cosas; parece ser que el dibujo sea algo que calme estos nervios de acero que tengo. Cuando dibujo es como estar en una burbuja, en la que hay silencio a pesar del ruido exterior, en la que el tiempo no corre y en el que las ideas brotan por sí solas. 

¿Casualidad? No lo creo. Las ideas más creativas nos llegan como flashes de inspiración en cualquier momento, de forma impredecible e inesperada, en la ducha, en el metro, nadando, haciendo deporte... Cada uno sabemos que trabajamos bien a unas horas del día determinadas, unos por la mañana, otros por la noche... Es realmente cuando tenemos una claridad mental cuando nos llega la inspiración, y cada uno logra esa claridad al realizar distintas actividades a distintas horas del día. En mi caso, es cuando cojo un pilot y un papel en blanco, y me pongo a dibujar.